Yo estaba de pie tomando un café, leyendo un libro que mantenía apretado contra la barra de mármol, evitando moverlo lo más mínimo porque justo lo había puesto en un hueco cercado por manchas de café y cientos de granos de azúcar, de modo que estaba más pendiente de no manchar el libro que de las letras que tenía impresas y que yo pretendía, inicialmente, leer mientras me tomaba el café.
A mi derecha, dos tipos charlaban acerca de un tercero que, según le comentaba el primero al segundo, estaba totalmente en contra de los matrimonios entre homosexuales.
Cuando el segundo le preguntó al primero que por qué este tercero se oponía a dicha clase de casamiento, el primero respondió que el tercero alegaba razones religiosas, terminológicas y lingüísticas:
-Pero todo eso lo dice sólo en público -agregó en voz baja-: a los que somos sus amigos nos dice que está en contra porque es homófono, y tengo que reconocer que yo también soy un poco homófono.
2 comentarios:
Don Expunctor:
Reitero mi admiración por su trabajo. La publicación de hoy fue sencillamente genial.
Respondiendo a su pregunta:
Una rotisería es un negocio en el que venden comida preparada, cocida o por cocinar. Generalmente tiene un exhibidor grandote de vidrio en el que se pueden observar milanesas a la napolitana, empanadas, ravioles, canelones, mayonesa de pollo y ensalada de papas entre otras cosas. La que te atiende, condición sine qua non de toda rotiseria argentina, es una matrona generosa en años, en carnes y en senos, que te sirve la comida en bandejitas de plástico o cartón. Vos vas, comprás la comida y te la comés en casa.
No es que el lugar tenga mucha mística en sí, pero lo que pasa es que a mí me gusta como suena la palabra: rotisería. Tiene un no sé qué, ¿no?
Si además de homófonos son Xenófonos entonces ya ni te cuento..
saludos.
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