Nos complace comunicar que la manifestación inversa que ayer convocamos fue secundada, tirando por lo bajo, por unos 37 millones de personas, dado que hubo gente que, ya por motivos de trabajo, ya por motivos de salud, no pudo unirse a la manifestación, pero nos aseguran que deseaban fervientemente estar en sus casas entre la una y las seis de la madrugada para reivindicar, junto con el resto de españoles que durante esas horas permanecieron en sus hogares, los derechos de las cucarachas.
Comprobamos así, pues, que en este país aún hay esperanza: si esta noche pasada nos unió la lucha por la dignidad de las cucarachas, seguro que podremos unirnos por algo más.
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